en tajos verticales
Liberto a bien callada,
atragantando de sangre al rasguño
que no baja
ni tomo
para recobrar alejo
al dolor siempre infundado,
ese que viene del sólo YO,
nacido sin necesidad, en el orden
del otro,
ese dolor, no baja
ni tomo
No así, el tajo largo, horizontal
que muere con el abrazo
con la urgencia expuesta
e interrumpe el misterio
- fin ulterior del amor,
aquel que nos ayuda a acceder al otro conocimiento,
a lo divino– dice Diótima
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y sostiene:
el amor es “entre”
un demonio entre
que se ve por otros
entre dos
entre dos
y ud. Lector, dice
qué no es hermoso?
ahí está lo mejor y lo peor de dos,
entre
de camino terroso a venus
no se pretende, se es: hermosa
y es quizá, cuando comienza el entre
a pretender hermosura
o cuando el demonio deja de tener cola,
que el siempre abandona una estela.
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Una que nos permite seguir, intentarlo,
pretender empatar con el otro
el amor de momento, a la búsqueda de un sentimiento amoroso…
consuelos, ir viviendo
Porque, cuando el “entre nosotros” sin voz se da al nacimiento
idea y cuerpo
no somos quienes para ordenar la trascendencia
ni capaces de prender lo frío,
al decir de Diótima.
al decir de Diótima.
Simple a la vista, cómo el cuerpo que vive
y complejo en cada secuencia
¿puede el amor no ser hermoso ?
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No cabe el corazón…
E inquieta
descalza escribo,
ciega
a errar el para siempre
supongo
no será el siempre más que un tiempo largo
no será el siempre más que un tiempo largo
un tiempo simple?
Toda la soledad
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