sábado, 9 de marzo de 2013

caer dónde vivimos



caer dónde vivimos
abriendo página

 fin último

de cabeza a manos



hormiguea revuelta

posar las manos 

sobre  el pecho



Las manos en el pecho

tironea  verse muerta.



embarullados los ojos

al sonido que se orquesta

un camión,

dos gorriones,  el zumbido


de la motocicleta, 
  sigue

  y silencio



Mi necesidad de silencio

 amalgama

calentando la tarde.



dos gorriones, no paran



estiro el dedo mayor

 lo noto, es él, por la demora



 poso la atención siempre

-siempre-


en los huesos de la pelvis

estoy,



Estoy yo aquí   soy unidad de juicio

 presente.



¿Qué importancia podrían tener las pantorrillas

    ante los huesos de la pelvis?

  

ellas, sin embargo

 fueron lo trascendente




Negada desde antes

 a sostener los pies

 en posición de descanso



 separados

 paralelos



estiro

para romper toda postura

 sola

de qué otra manera?



A veces cerrada, supina

 casi puedo tocar el mentón con las rodillas 

perder

  edad  resto

 y abandono

             cuando me persiguen

como todas



escapo 

si las piernas van abiertas


y  no tanto

si vamos a ventanas entre



donde ceñimos

 cortinas y huesos

 en dedos que prenden

   

 hueco de esquina

 en ochava



¿qué otro camino?



Caminar pequeña

  de pequeñez consciente.


entre pequeñeces que poco alteran

conformando lo casi  que  sostiene

en la inmensidad de un otro tiempo

             sin línea de puntos



¿se tiene equilibrio en el resto?...


de: Este andar de rotos en bienvenida

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