caer dónde vivimos
abriendo
página
fin último
de
cabeza a manos
hormiguea
revuelta
posar
las manos
sobre el pecho
Las
manos en el pecho
tironea verse muerta.
embarullados
los ojos
al
sonido que se orquesta
un
camión,
dos
gorriones, el zumbido
de
la motocicleta,
sigue
sigue
y
silencio
Mi
necesidad de silencio
amalgama
calentando
la tarde.
dos
gorriones, no paran
estiro
el dedo mayor
lo noto, es él, por la demora
poso la atención siempre
-siempre-
en los huesos de la pelvis
estoy,
Estoy yo aquí soy unidad de juicio
presente.
¿Qué
importancia podrían tener las pantorrillas
ante
los huesos de la pelvis?
ellas, sin embargo
fueron lo trascendente
Negada
desde antes
a sostener los pies
en posición de descanso
separados
paralelos
estiro
para
romper toda postura
sola
de
qué otra manera?
A
veces cerrada, supina
casi puedo tocar el mentón con las rodillas
perder
edad resto
y abandono
cuando me persiguen
como
todas
escapo
si
las piernas van abiertas
y no tanto
si
vamos a ventanas entre
donde
ceñimos
cortinas y huesos
en dedos que prenden
hueco de esquina
en ochava
¿qué
otro camino?
Caminar
pequeña
de pequeñez consciente.
entre pequeñeces que poco alteran
conformando lo casi
que sostiene
en la inmensidad de un otro tiempo
sin línea de puntos
¿se tiene equilibrio en el resto?...
de: Este andar de rotos en bienvenida
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