domingo, 6 de octubre de 2013

Una sola lengua



No hay quien hable más que su propia y única lengua, sostiene el deconstructor.

Y no tenemos todos, me pregunto, si hacemos un adentro, una lengua diferente aun usando el mismo idioma?

No hay quien se descubra más, que quien va tirando de la piola de su propia lengua.
O consideran que somos lo mismo, rasos y hambrientos, cuando tomamos la mesa para comer, que cuando la asaltamos, espejo inmenso

en el que quisiéramos y no nos sale, vernos reflejados cómo dicta la voz ?

O no nos sentamos por eso? Sólo por eso.

Para vivir no solo de vida, si no, para buscar estar vivos en nuestra sola lengua.

Entonces les digo a aquellos, pequeños dioses de lo único, empoderados del metro cuadrado que registra las propias necesidades, sabed: nunca escucharemos nuestra lengua en la voz de otra-o, el plagio no existe.

Todos y cada una, contamos lo mismo, pero quién podría hablar mi lengua cuando soy yo quien todavía, la que la va descubriendo.

Pueden tomar prestados unos versos (¡qué honor!), nada más. 

Porque si tenés letra, si tenés mucha letra guardada, inagotable, concentradora de resonancias que no te dan libre a sentarte y mirar la luz de otra mañana, 
sólo la luz

 y la nueva mañana... inquieta

Si ya está en tu cabeza morir, para 

otra vida aquí Vida en la que tal vez, sí
 te bese por dentro y sea...

Si solo te volviste  letra, grieta, pozo, y llano
       cómo otra, o
podría representar a Eros, el primordial y el sexuado, dios único, 
 si para cada una/uno de nos

no hay 
si no 
una sola lengua..

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