Y espera...

 ahora posición clásica: 

Sentados con las piernas abiertas y los codos sobre las rodillas, sosteniendo la pera con una mano o las dos o una caída, colgando  y los pies en el suelo, bien apoyados, de ser posible con alpargatas para sentir toda la planta, o desnudos directamente

   esperan.

También  tenemos  la espera poética, básica posición indio hasta la consabida de yoga. 
Puede ser en el suelo,  en la silla o sillón, todas las flexiones son válidas, depende de la necesidad de hacer.

Les paso otras:

Pierna debajo de la cola  y la otra cruzada, colgando con el pie puntilla; o pierna arriba del respaldo del sillón y la otra tipo indio; o las dos sobre la silla o una debajo de la cola justo como para que apoye la columna y se yerga y la otra sobre el muslo -de la que está debajo de la cola- en posición yoga,

 o alguna otra variante que se les ocurra, aunque vernos ovillados resulte simpático.

Lo importante, es que nunca, pero nunca, se pongan los pies en el suelo, menos aún de manera insulsa.

 - En caso de necesitar elongarse, incorporan  la mesita ratona.-

Es bueno acompañar la espera de sonrisita interna, para dejarlo ir.

Lo vemos ir  -al libro, no?- Aunque queramos retenerlo, lo vemos, contra nosotras mismas y ellos, los dejamos ir 
y  dejamos al tal programador que haga su parte y saque otra prueba de galera.

El libro  camina, el mundo gira sobre sí, y se pierde de vista.

Después,  siempre con las piernas mitad en indio, mitad yoga, libre de presiones molestas, se sigue tecleando,  lo que venga,  lo que se pose a susurrarnos, y  es de no creer, pero la voz sigue, eso lo saben, podemos escribir poemas o biografías o notas o trabajos científicos, lo que se les ocurra, o mirar de costado y verme,

  esperando, escribo:

La escritura no es vómito

 es líquido tibio

 placer al arribo,  filtro

en el entre las piernas 
de la mujer que se deshace

Y también felices notas dulces  

sonrisas

cuando se inicia, siempre

desde la primera palabra
 hasta el delirio de ver, al papel 
cuando viaja o camina  a entregarse,

a veces,  espera el papelero...