martes, 29 de septiembre de 2015

Es cuando alzo con las manos el cabello


Es cuando alzo con las manos el cabello
que los días hacen pleno
y la memoria, hueco.
 Nado, en mente a tu figura 
sin ayer
  para hacer lugar estable
presente,  y  orilla o toda  

Porque no es estar vacía de historia
ni que no nos atraviese la urgencia
de atención al día
 
es que la vida solo transcurre
del dedo gordo al extremo
y termina en gesto
único,  de mujer, oda.

El resto va siendo sitio al que se regresa
 por desesperación o alegría
aunque a ojos vista, no hay, qué
  desespere
y menos, que sea cierto o poco
 de lo nuestro, que nos movilice.

Una sueña con ir haciendo una vida
con pretensiones de belleza
pero en sí
todo es bello, móvil y quieto,
 y es sin mí
en remolinos

aunque haya días de alguna química
en alboroto de bastones
habrá que taladrarse el pecho

dejar que entre pezón y pezón
se forje un agujero
uno bien grande por donde airear
la casa
la cosa
la causa
y que nadie, nada
lo tape

Porque ese rayo, que al sol responde
es negro profundo de un vistazo
pero desde ahí,  círculo
deviene  el verbo a pájaros en hilo
y en el centro del centro
un murmullo de suelo
 de pueblo
alzando ésta palabra
de la que nos vamos yendo

a gente
a sitio de permanencia
y perdemos
indiferentes.

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