Mi
madre vuelve a su sitio
e
ignora los brillos
que
tengo por acomodar
guardo
en su caja el dejo
de ojos
y
exijo un colectivo a
movilidad
quieta
transporto
doce cabezas
de
corto cabello
doce impávidas
a
un alto
que
se cuela
reconozco
cada flequillo
los
modos, levantada
ni
una mano
sola,
otra
vez, la mirada larga
Un
millón de paseantes
nos
miran, se acercan
gesticulan,
enfocan
buscan
belleza
estando
el logro del cuadro
en
lo que nosotros
ni de nosotros vemos
y yo sin creerme
sin
quererme tengo
una
caja en la mano
a
mi madre yéndose
el
silencio mudo
del paseante,,
la
ilusión, afuera.
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